“Necesitamos incentivos para exportar”, dice experto del sector de textiles y confecciones

El sector de textiles y confecciones enfrenta obstáculos que van desde la lucha contra el contrabando hasta los altos costos de producción en Colombia. Vocero defiende los aranceles a las importaciones de prendas y resalta las virtudes del sector.

Guillermo Criado es presidente de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines. Nos contó la importancia del sector de textiles y confecciones para la economía y el empleo de Colombia. Además, habló de los retos del sector y los inconvenientes del costo país.

¿Cuáles son los mayores obstáculos que enfrenta el sector de textiles y confecciones?

El contrabando ha afectado mucho a toda la cadena; el contrabando abierto y el contrabando técnico. La desaceleración económica que ha habido en todos los sectores de la economía, la menor demanda que se está registrando producto de unas altas tasas de interés, el bajo consumo de los hogares y la incertidumbre política con las reformas; todo eso ha obstaculizado al sector de textiles y confecciones. 

¿Qué temas del costo país perjudican al sector de textiles y confecciones de Colombia?

En un estudio que hicimos encontramos que en Colombia se paga cerca de un 70% más en impuesto de renta que en los países del Sudeste Asiático. Países que también tienen subsidios para exportar, una especie de certificados de reembolso tributario (CERT) o de drawback que le dan a los confeccionistas para exportar. 

El costo del dinero es más del doble, es decir, la tasa de interés a la que prestan los bancos en China no supera el 7%.

En Vietnam y Bangladesh el sector de textiles y confecciones tiene tasas preferenciales. Y la luz en Colombia vale más de un 50%, en promedio, por arriba de los precios del Sudeste Asiático. 

El Gobierno de Petro implementó un arancel del 40% para evitar las importaciones del sector de textiles y confecciones, hay quienes opinan que eso disparó el contrabando. ¿Qué opina al respecto?

No es cierto. Esa es una narrativa de algunos importadores. Prueba de ello son los tapabocas durante la pandemia. Se les redujo el arancel a cero, pero el contrabando de tapabocas y de prendas médicas siguió y, junto a las importaciones con cero arancel, quebró a muchos confeccionistas que se pusieron a hacer tapabocas. 

Hoy tenemos más de 200 unidades productivas de tapabocas que se quebraron porque no pudieron luchar contra el contrabando durante la pandemia. Y eran mercancías con cero arancel. 

La otra prueba de que no es cierto que los aranceles han disparado el contrabando es que, durante el Gobierno de Juan Manuel Santos, también tuvimos un arancel del 40% y creció el empleo, creció la industria y seis de cada diez empleos lo puso el sector de textiles y confecciones. 

El contrabando es un flagelo que está afectando a toda la economía, en especial al sector manufacturero. Hay que atacar el contrabando y hay que atacar el lavado de activos, que es el que facilita el contrabando. Pero no es cierto que el problema sea el arancel del 40%.

¿Cuál es su balance sobre ese arancel?

Gracias al arancel, en el 2023 las partidas arancelarias 61, prendas de vestir de tejido de punto, y 62, prendas de vestir y complementos, presentaron una reducción en sus importaciones del 22,3% y del 21,9%, respectivamente. Eso se traduce en empleos, se salvaron empleos. 

En lo que respecta a toneladas métricas, hubo una reducción del 20,6% en las importaciones del capítulo 61 y del 25% en el capítulo 62. O sea que, los efectos de los aranceles han sido positivos para el sector de textiles y confecciones. Porque hasta a China y a los países del Sudeste Asiático se les cayó el dinamismo del sector por la desaceleración de la economía. 

En el 2022, antes de entrar en vigencia los aranceles, las importaciones aumentaron el 27,5% en el capítulo 61 y el 32,9% en el capítulo 62. En toneladas métricas el aumento fue del 26% en esos capítulos en el 2022. 

El arancel va en bienestar de toda la cadena de producción: los que siembran algodón, los que hacen hilo, los que tejemos tela y los que prestan servicios de tintorería, estampado y acabado. Esto beneficia no solo a las 71.000 empresas que hay en el sector de textiles y confecciones, sino que también beneficia a estudiantes del SENA y a trabajadores indirectos. 

Tomado de: Más Colombia

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